La maldición de los dos años

**VILLA CENTRAL DIGITAL** Santo Domingo, Rep. Dom.-


Vinicio A. Castillo Semán.- 

La historia es un excelente instrumento para analizar los procesos políticos; el comportamiento y la metamorfosis que en los hombres públicos produce el ejercicio del poder, y como éste, en muchos casos produce un efecto embriagante que hace que los presidentes cometan errores históricos garrafales que terminan arruinando sus carreras y generalmente la suerte de la nación que un momento dado le ofreció su más fervoroso respaldo.

Voy a citar y analizar como ejemplos de lo que aquí sostengo, los casos de tres presidentes dominicanos que al llegar a sus primeros dos años de mandato constitucional, embriagados por alta popularidad en las encuestas, terminaron en situaciones catastróficas en todos los órdenes.

Primer caso: Presidente Antonio Guzmán Fernández, llegó a su segundo año con una gran popularidad y elogios de la opinión pública.

A partir de ese momento se iniciaron, al igual que hoy día, aprestos de reelección teniendo como motivo esencial una pugna soterrada con su compañero presidente de partido, Dr. Salvador Jorge Blanco, cuya posible victoria en las elecciones de 1982 se convirtió en un fantasma con el que Don Antonio tuvo que vivir al abortarse cualquier posibilidad de continuar en el poder. La nación percibió que su posible sucesor (Salvador Jorge Blanco) y compañero de partido era su adversario, y que en caso de ganar lo desconsideraría en términos personales.

Los alabarderos que un año antes le hacían coro propugnando por su permanencia en el poder, como dice el pueblo “abrieron gas” (incluyendo muchos de los que se consideraban hombres fundamentales del presidente) y todos conocemos su triste y luctuoso final.

Segundo caso: Salvador Jorge Blanco, un fenómeno de popularidad nunca visto hasta su segundo año, cuando un grupo de colaboradores cercanos del entonces presidente le aconsejaron que había que prepararse para volver al poder en 1990 y apostar al triunfo de la oposición en 1986. Pese a consejos sanos de quienes eran sus amigos reales en ese momento, Dr. Vincho Castillo, Jotin Cury y otros, el Dr.

Jorge Blanco embriagado por las perspectivas halagu¨enas de poder, dio luz verde para que Leonel Almonte se convirtiera en cabeza económico del grupo que aprovisionaría el dinero de su proyecto político-electoral futuro a través de jugosos negocios con el Estado. Así se convirtió Almonte en un verdadero “rey midas”, dueño de bancos y medios de comunicación; lo que sumado a una formidable estructura militar muy bien diseñada auguraba a ese grupo político un aparente camino despejado para su retorno al poder en 1990.

Jorge Blanco y su grupo incentivaron desde el poder su pugna con Majluta que terminaron facilitando el triunfo de la oposición encabezada por Balaguer. El final de ese grupo político todo el mundo lo conoce.

Lo que eran negocios para el proyecto político-electoral futuro terminaron siendo la causa de una condena de 20 años de prisión por corrupción.

Tercer caso: Hipólito Mejía, llegó a su segundo año con las encuestas por las nubes; todo el poder en el 2002. Congreso, Justicia, Junta Central Electoral, relaciones estrechas con el Presidente Bush y un corifeo puertorriqueño como embajador de la gran nación del norte.

Hipólito desde el Palacio vio al país “chiquitico”; irrespetó constitución, las leyes, los principios democráticos, los adversarios internos y externos, bajo la embriaguez de que “se la estaba comiendo” (frase usada por el Pepeachismo).

Reformó por medios de todos conocidos la Constitución; puso a disposición de su proyecto continuista gran parte de los medios de comunicación (incluyendo el más importante periódico Listín Diario ilegal y abusivamente incautado) llevando a la nación a una crisis espantosa que lo sacó del poder con una derrota humillante de apenas un 33% en el año 2004, experiencia traumática que hoy diez años después, todavía sigue siendo un factor determinante para que su partido no haya podido retornar al poder.

Estas experiencias históricas, nuestro amigo el Presidente Medina, debe tenerla presente y sacarle el mejor de los provechos en cuanto a sus enseñanzas. La 1era: no dejarse embriagar por la popularidad de las encuestas; 2da: comprender que el poder es una sombra pasajera; 3era: por más poder que se tenga hoy la Constitución, las leyes y las decisiones de los demás poderes establecidos deben ser respetados; 4ta: lo vital de la unidad de su partido, de su relación con Leonel Fernández y sus aliados del Bloque Progresista; 5ta Que muchos de los que hoy lo elogian buscando prebendas o conveniencias personales serán dentro de veinte meses (y quizás mucho antes) los primeros en darle la espalda.

Ojalá estas experiencias estén presentes a la hora de tomar decisiones trascendentales, es el consejo de un amigo y aliado. Que Dios lo proteja de la tentación de lo que he denominado “la maldición de los dos años”.
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