El silencio de Procurador

Lic. Vinicio A. Castillo Semán
viniciocastilloseman@gmail.com

A una semana de que el Dr. Marino Vinicio Castillo hiciera la denuncia pública de que el 22 de febrero de 2013 dos agentes del FBI de Estados Unidos interrogaran en el cuartel policial de La Romana a dos empleadas domésticas del Dr. Salomón Melgen, sin orden judicial, ni presencia de fiscal ni de abogado, luego de ser apresadas ilegalmente por agentes policiales, el Procurador General de la República ha guardado sospechoso silencio sobre el caso, que tiene una enorme trascendencia constitucional, legal, institucional, con inevitables repercusiones internacionales.
Según la versión dada personalmente a quien ésto escribe (y que según me informara ya le había sido dada por él a la Comisión de Alto Nivel creada por la PN para investigar la denuncia) el Gral. Castro Castillo, Jefe del Comando Regional Este de la Policía Nacional, le requirió al Gral. PN Alejandro Dipré (que a su decir estaba a cargo de coordinar ese operativo), la presencia del Fiscal de La Romana para dichos interrogatorios, a lo que éste se habría negado bajo el alegato de que estaba autorizado por el Procurador General Francisco Domínguez Brito.
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El Gral. PN Dipré, ha negado tener participación directa en esos gravísimos hechos, violatorios de la Constitución, de la soberanía nacional, del debido proceso, de varios artículos del Código Penal y Procesal Penal de la República Dominicana y de los Tratados internacionales. Sin embargo, el silencio del Procurador General, que es precisamente la autoridad máxima del Ministerio Público con obligación de hacer respetar todo el ordenamiento jurídico e institucional del país, ha dado la callada por respuesta.
No han valido las declaraciones y emplazamientos públicos del jefe de la iglesia católica Su Eminencia Reverendísima Cardenal López Rodríguez, ni del Colegio de Abogados de la R.D., ni de editoriales como el del periódico “El Nacional de Ahora”, exigiendo una explicación del Procurador General de la República. Este funcionario ha guardado, hasta este momento, un silencio que nos hace pensar que la versión del Gral. Castro Castillo está apegada a la verdad, evidenciando así que tendríamos como jefe del ministerio público a una persona capaz de llevarse por delante todo el ordenamiento constitucional, institucional, procesal penal y de soberanía, en un vano intento de darle credibilidad a una conjura (video difamatorio pagado por The Daily Caller), ya comprobada, contra el Senador de Estados Unidos Robert Menéndez, Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano; el Dr. Salomón Melgen, y quien ésto escribe y su familia.
Hablo de conjura o de trama, porque estos hechos se produjeron antes de demostrarse y comprobarse la falsedad pagada del video difamatorio que nos ligaba, junto al Senador Menéndez y al Dr. Melgen, en actos inmorales y bochornosos. Ese virtual rapto e interrogatorios sin presencia de autoridad competente ni de abogado, tenía como propósito, según han declarado las propias interrogadas, arrancar declaraciones inculpatorias contra el Senador Menéndez y el Dr. Melgen que, de paso, embarrarían moralmente a Vinicio Castillo Semán, afectando sensiblemente a su padre, Director General de Etica e Integridad Gubernamental y Asesor Antidrogas del Ejecutivo, Dr. Marino Vinicio Castillo y toda su familia.
Independientemente de los aspectos locales que he abordado atinentes a quien ésto escribe y a mi familia, y dado que este operativo procuraba dañar o comprometer a una autoridad de primer nivel del Congreso de los Estados Unidos, el Estado Dominicano como tal, está obligado a dar una explicación seria y cabal de lo que ha ocurrido, en el caso de que el silencio del Procurador en dar una explicación se mantenga.
El operativo realizado, tipo el SIM de Trujillo, fue tan grave, que tengo informaciones fidedignas de que ni el Presidente de la República, ni el Jefe de la Policía, ni los organismos de seguridad del Estado tenían conocimiento alguno de que agentes extranjeros estaban en un cuartel policial haciendo interrogatorios, sin presencia de autoridad alguna de la República Dominicana.
Esta experiencia ha servido de lección, igualmente, para poner a prueba la hipocresía y doble moral de mucha gente que le gusta hablar de soberanía nacional y de respeto a la Constitución y a las leyes. Esto es, como se ha demostrado con este caso, cuando les conviene a sus intereses. Cuando no les conviene, se quedan calladitos y lo que pretenden es que no se hable del tema en los medios de comunicación. La sociedad también está observando el silencio cómplice de esos farsantes.
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